Puede que viva en un mundo hiper saturado de información (la típica infoxicación), ¿y quién no? Pero si recibo un email de la FNAC diciéndome ‘Sé el primero en tenerlo’, abrirlo y ver la imagen de una caja medio abierta, justo debajo de la imagen una frase que dice que vaya a desayunar con ellos porque Alicante, Valencia, Marbella y Málaga adelantan su horario de apertura a las 8 de la mañana del viernes 23 de marzo y no haberme enterado de nada, ¿es algo normal? ¿cómo he podido vivir estos días sin saber que estaba apunto de salir el nuevo iPad? Pues creo que tengo la respuesta: no soy su fanboy.
Y lo digo sin ningún tono despectivo, sino como palabra que define a una persona que tiene tan alto grado de apasionamiento por una compañía o una empresa (en este caso Apple) que la defiende y la ama como si fuera la única. Ser un fanboy a mi juicio no es malo, aunque se suele enturbiar cuando esa misma pasión se convierte en obsesión, ya que un apasionamiento desmedido puede generar algún que otro conflicto con usuarios de otras marcas. Y esto es así, sí o sí. Pero bueno, estarás pensado qué tiene que ver esto con el turismo, ¿verdad? Pues es sencillo, al ver en los medios de comunicación a cientos de personas haciendo largas colas en las puertas de las tiendas de Apple, me dio por pensar ¿existe una pasión tan desmedida o algún amor casi platónico por algún destino turístico? Sabiendo la cola que puede generar esto, diré que sí existen.
¿Por qué lo digo? Porque yo me declaro públicamente un fanboy turístico de Granada. Si la mejor forma de reconocer una adicción es admitiéndola, admito que yo soy un adicto a Granada. Para mi es una especie de droga que aparece justo en el momento exacto de hacer una escapada. Pero claro, no puedo generalizar y decir alegremente que sí existen otros fanboys turísticos solamente porque yo me considere uno, ¡si me acabo de inventar este término!
Tal vez pienses que tengo razón, pero lo más seguro es que estés a punto de cerrar la ventana e irte del blog porque sólo digo tonterías. Pero, para por lo menos hacerte reflexionar sobre el tema, te propongo un ejercicio rápido y sencillo. Haz memoria, si has estado alguna vez en un parque nacional, natural o en algún espacio de gran atractivo natural, es probable que te hayas encontrado a la típica familia que son unos adictos a la naturaleza. Vale, me estoy metiendo en el berenjenal de los estereotipos y seguramente deba dejar aquí el tema, pero es que me resulta curioso y tengo que decirlo. O, un ejemplo tal vez más común, conoces a alguien que año tras año pasa sus vacaciones en el mismo sitio. O algo mucho más banal, ¿recuerdas el I love New York que después fue I love (pon el nombre de tu destino)?, ¿estaban creando una orda de fanboys turísticos que luego se extendieron por todo el mundo? La verdad lo dudo mucho, pero se convirtió en un símbolo identitario de la ciudad de Nueva York y, por suerte o por desgracia, del resto del mundo. Un gran comienzo para «amar» a una ciudad, ¡más simple imposible!
Sin duda sigo sin convencerte. Tal vez, yo mismo, haya desmontado un poco mi afirmación o no lo he argumentado suficientemente bien. Es probable que fanboys turísticos como tal no existan, pero si te pregunto por ese destino al que no puedes dejar de ir y que siempre está en tu cabeza, ¿no lo defenderías respecto a los demás? ¿no crees que para ti es el mejor sitio del mundo? ¡Son los mismos síntomas! Y eso que sólo estoy hablando de destinos, si tocara el tema de las empresas turísticas habría discusión para largo. Sí, he vuelto a las empresas, parece que no pueden existir sin sus fieles fanboys, al contrario que los destinos.
Uf, esto parecía menos complicado cuando me surgió la duda, y tú ¿quieres mojarte y opinar sobre el tema?
Imágenes de Flickr: arriba a la derecha de matt_hintsa y abajo a la izquierda de mywayaround bajo licencia Creative Commons.
Yo también soy fanboy de Granada, xD.
Ya decía yo que todos estos años con esa obsesión gastronómica.. ¡era por esto! ;-) Gracias por el comentario!
Una pregunta Juando: ¿se puede ser fanboy de un lugar al que no he ido nunca?
Yo pienso que se puede a medias, aunque desvirtuemos un poco la definición. Ya que son los sentimientos y las experiencias vividas en ese lugar lo que te lleva a ser un fanboy turístico.
Gracias por el comentario Marian! ;-)