En 2010, mientras trabajaba en un almacén limpiando zapatos enmohecidos de una famosa marca española procedentes de China con dos amigos, se nos ocurrió una idea. ¿Por qué no hacer una aplicación de aplicación turística para utilizar con los teléfonos móviles? ¡Qué gran idea! Los tres podíamos poner nuestros conocimientos (un programador, un diseñador y un turismólogo) en desarrollarla y después «vendérsela» a nuestro ayuntamiento. Queríamos que a través de la cámara del teléfono se visualizaran los edificios, monumentos y cualquier otro recurso, enviando automáticamente la información de este mediante un sms o apareciendo en la misma pantalla. Tras mil y un debates, discusiones y otras tantas cosas que van surgiendo, la idea se queda abandonada a su suerte. Ahora que están de moda los códigos QR y la realidad aumentada, ¿nos hubiésemos adelantado a todas estas nuevas apps similares que están apareciendo en estos momentos?
Al año siguiente, y tras terminar mis estudios, nos vuelven a surgir otras dos ideas, esta vez aplicadas al mundo de la hostelería. La primera fue una aplicación móvil con la que se pudiera pedir la comida/cena en un restaurante sin necesidad de un camarero, ver en una pantalla colocada en el mismo local cuanto tiempo le queda a tu pedido y hablar con el resto de clientes del establecimiento. La segunda fue algo así como unas mesas táctiles donde ver los platos y realizar el pedido; ya conocíamos la existencia de restaurantes que en vez de cartas utilizaban iPad’s y por eso queríamos que fuera diferente. Estábamos tan dispuestos a empezar con alguna de ellas que contactamos con un experto gastronómico de Alicante para que nos ayudara y nos guiara, ya que nosotros no sabíamos cómo llevar a cabo aquellas ideas. La cuestión fue que por unas cosas y por otras volvimos a abandonarlas. Lo peor viene cuando, ese mismo año, ves que tus estupendas ideas no son nada nuevas, que otros con más dinero y más conocimientos que tú ya han inventado algo similar.
La primera idea se llama qlikBar:
Y la segunda se llama On Appétit:
Ahí es cuando empiezas a darte cuenta de que esas supuestas buenas ideas se les ocurre también al resto de personas; la diferencia está en unos las llevan a cabo y otro las abandonan. Si tienes una idea, hay que ponerse como mínimo a investigar si existe algo similar y por encima de todo empezar. Tu idea en la cabeza no vale nada, puede que sea una gran idea o que sea una mierda, pero el humo de momento no se paga.
Como colofón a mi idilio con las aplicaciones móviles y las ideas abandonadas, aquí va un ejemplo de este mismo año, Benidorm is Trending, ganadora del I Concurso de Ideas de la Cátedra de Estudios Turísticos Pedro Zaragoza Orts de la Universidad de Alicante, que recientemente han sacado al mercado como Geoapps Benidorm.
Con este post no pretendo ni hacerme la víctima ni mucho menos denunciar el robo de ideas, simplemente pongo mi experiencia. Mi rara experiencia en esto del emprendimiento. Si realmente crees en tu idea, hazlo algo, lo que sea, así por lo menos no tendrás que arrepentirte cuando otro la lleve a cabo por ti.
El que no corre vuela, Juandichi… Como bien dices, cuando se da con una buena idea, es importante tratar de hacer algo con ella, porque quien golpea primero, golpea dos veces. Ánimo, y a seguir creando/creyendo ;-)
Sabias palabras, desde el evento de Startur Elche lo tengo todo mucho más claro y por ello quería escribir este post. Una forma de mostrar como una idea (buena o mala) puede perderse por el camino y que esta te sorprenda materializada al poco tiempo.
Gracias por tus ánimos Lorena! ;-)
De acuerdo con Lorena!!! Acción, acción y acción!! A quitarse lo miedos y las dudas y… a lanzarse a por todas!!! Si no lo intentas, nunca lo sabrás! Ánimo! Aunque no lo parezca, todavía queda mucho por hacer ;)
Un abrazo
Hay que tomar acción (nunca mejor dicho) y lanzarse lo antes posible si crees en la idea.
Gracias Cintia por el apoyo! ;-)