Mi afición por las carreras de motos en general y del Campeonato del Mundo de MotoGP en particular me la ha ido inculcando mi padre desde que era pequeño; esos domingos de carreras siempre eran especiales y hasta olían de forma diferente a cualquier otro, tal vez a gasolina y goma quemada. Pero hoy no es un lunes cualquiera, hoy es el día después de la muerte de Marco Simoncelli.
Hacía tiempo que no madrugaba tanto para ver las carreras: a las 6.50 del domingo me sonó el despertador, dispuesto a ver (con los ojos medio abiertos) cómo Nico Terol se llevaba el último mundial de 125cc de la historia y cómo Marc Márquez hacía otra remontada épica para intentar conseguir el del Moto2. Pues resultó que el madrugón fue, relativamente, en vano; ni Terol se llevó su mundial, ni Márquez hizo una remontada épica, ya que ni siquiera le dejaron salir a correr.
Evidentemente eso no fue lo peor. Lo peor es que no veas la carrera de MotoGP porque ya hay un campeón (desde la semana pasada) como Casey Stoner y la subestimes de tal manera como para irte a la Volvo Ocean Race de Alicante a pasar la mañana creyendo que va a ser un mero trámite para alguno de los pilotos del Repsol Honda Team, ya que salían desde primera fila y sin Lorenzo amenazando a la vista. No, eso no es lo peor, lo peor es que te den la noticia por teléfono; como un mal sueño, de esos que te despiertan sudando a media noche. Incredulidad es lo que sentí, aunque sólo con la frase “te has enterado de lo de Simoncelli” me tuve que plantear lo peor, y no me equivocaba, pero deseaba con toda mi alma equivocarme. Esa equivocación no llegó.
Sin palabras, continué dándole vueltas. Si no es mi tío, ni mi primo, ni mi hermana, ni ningún amigo o conocido, ¿por qué estoy así?, ¿por qué me sentía como si hubiese sido un familiar o un amigo?. Todavía no lo se. Intento ser frío y controlar con cierta mano mis sentimientos, pero lo de ayer me superó.
Desde que hizo su irrupción en el mundial de 125cc., allá por el año 2004, Simoncelli siempre ha sido un piloto correoso, que compensaba su corpulencia con una agresiva conducción. Cuando llegaba a los puestos de cabeza aseguraba unas batallas increíbles, en aquel primer año junto a Lorenzo, Dovizioso, Barberá y Stoner, año también en el que consiguió su primera victoria. En 2008 se proclamó campeón del mundo de 250cc., pero fue aquí donde se empezaron a fraguar las batallas más suicidas y, por qué no decirlo, divertidas, peleando junto a Álvaro Bautista y Héctor Barberá, con unas acciones algo polémicas de por medio. En 2010 dio el salto a MotoGP y en septiembre de este año renovó con su actual equipo, tras un inicio de campeonato algo discutido por aquellos famosos incidentes en Le Mans donde Pedrosa se fracturó la clavícula, en Assen con Lorenzo y con Stoner en Portugal; había conseguido dos podios y dos poles esta temporada.
Nunca ha sido de mi agrado, pero sí las batallas y peleas que ha generado, ofreciendo el espectáculo que quizá en algunos momentos le falta a la categoría reina. Mis cabreos y enfados han sido monumentales sobre todo en 2008, pero por todo lo vivido en aquella temporada ahora lo recuerdo con otros ojos. Un sentimiento de cercanía que, sin querer, ha ido repartiendo, nunca mejor dicho, allí donde ha estado y con quien se ha enfrentado. Una persona a la que hace unos meses la mitad de la afición y medios españoles le hacían la cruz por ser demasiado agresivo, ahora se deshace en elogios. Es lógico.
El mundo del deporte en general está de luto, otra vez (por desgracia). El mundo del motor en particular tiene a demasiados pilotos enterrados: Wheldon, Tomizawa, Kato, Meoni, José Manuel Pérez “El Carni”, Senna, Sabine, Villenueve y así un largo etcétera.
Conociendo a su gran amigo Valentino Rossi, y el ejemplo a seguir de Simoncelli, se auto impondrá ahora ofrecerle el Mundial que nunca podrá conseguir SuperSic. Desde donde ahora te encuentres, tenlo siempre en cuenta: siempre te recordaremos y nunca te olvidaremos. Descansa en paz Marco Simoncelli #58.
Perdona por tardar tanto tiempo en leer este post, pues sabes que las motos no me interesan demasiado… Pero te puedo decir que, después de meses, me he emocionado. Enorabuena por este post, en el que has sabido expresar muchísimo.
Gracias por tu comentario Marian! ;-)