¡Por fín! Hemos dejado atrás el primer mes del año, ese enero que en mi época estudiantil era el final de los dichosos exámenes que me destrozaban los nervios. Ahora, uno sigue estudiando pero con otras presiones, como la de tener un post escrito y medio decente (que es lo complicado) cada semana. Me he propuesto, como la revista El Jueves, publicar todos los miércoles; aunque seguro que de eso ya te habías dado cuenta.
Así que, en aquella época donde no había crisis, ya me había planificado una muy merecida escapada post-exámenes, ¡qué menos! El destino siempre me ha dado igual, ha dependido más de los precios de los billetes o de los peajes y la gasolina; aunque siempre tenía varios frentes abiertos. Al final, la elección venía motivada por pequeños detalles y, además, volvía acompañado de una tarjeta de memoria llena de las típicas (y tópicas) fotos de una pareja que se ha ido de viaje. Pues bien, hoy es el día que le digo al mundo, que aquello se acabó, que a partir de este momento cada escapada que haga tendrá sus recuerdos ¡personalizados!.
Hablo de personalizar las experiencias. Ya no quiero volver a ver una foto y dudar del sitio donde me la hice, quiero tener el recuerdo de haber vivido una experiencia única, que dependerá en gran parte de mi, pero también del destino. Si en el momento de mi elección tenía varios frentes abiertos, es decir, varios destinos donde ir, y sólo un detalle como el precio del transporte era mi factor de decisión final, ¿por qué los destinos no hacen algo para diferenciarse? Es como si fueran copias, todos han estado ofreciendo lo mismo durante mucho tiempo, han tenido miedo a la innovación y ahora tienen que trabajar el doble reinventándose. Si Megaupload cayó por fomentar la piratería, el turismo tal como lo conocemos también debería caer por un motivo similar, salvando muchísimo las distancias. Estamos ávidos de hacer cosas distintas y diferentes a lo habitual, ¡ya no quiero hacerme más fotos sujetando la torre de Pisa intentado que no se caiga!
Ahora quiero que la ciudad, pueblo, comarca o destino me ofrezca vivir algo distinto al resto, una experiencia única. Quiero que se fijen en Javier Devitt a la hora de hacer el vídeo de promoción del destino o cómo un touroperador como First Choice se promociona. Quiero hartarme de leer a influenciadores y prescriptores sin encontrar una sola crítica en las 10 primeras páginas de Google. Quiero ver qué es eso diferente que ofrece el destino y que merece tanto la pena visitarlo (o por lo menos que lo parezca), pero cuidado, su reputación está en juego y si llega a internet (que llegará), las redes sociales se encargarán del resto. Al final, si los prescriptores me han convencido para ir y el destino me ha convencido cuando he estado allí, correré decírselo a todo el mundo: ¡(escribe aquí tu destino) es único!
En definitiva, quiero que ese destino se diferencie del resto y que me haga pasar la escapada (vacaciones, staycations o lo que se proponga) de mi vida. Quiero que me inspire y me provoque, pero además quiero compartirlo con los míos y con todo dospuntocerolandia. Quiero sentir emoción y pasión cuando la visite (pero sin que me lo diga Verdasco al oído). Quiero soñar con ese destino antes de visitarlo, pero sobre todo después. Quiero que, cuando tenga 90 años, el vago recuerdo que me quede sea el de la experiencia vivida en ese destino. Y tú, ¿qué quieres?
Imagen de wili_hybrid, por Flickr bajo licencia CC.
Oye! Tienes toda la razón, maldita sea!
Gracias Rebeca ;-)