Mucha gente piensa que el Grand Tour, allá por el siglo XVII, fue el inicio del turismo en el mundo. Pero desde la época griega se ha estado viajando, aunque no con la definición de turismo, principalmente hacia lugares sagrados y hacia las ciudades donde se practicaban los juegos de la antigüedad, los ahora llamados juegos olímpicos.
Los griegos poseían la virtud de contemplar la vida únicamente desde el lado del ocio; el ocio era el mayor símbolo de libertad para el hombre. La schole griega decía que la persona que disponía de ocio era libre. Ese tiempo de ocio se utilizaba para cultivarse personalmente, podía ser tanto física como intelectualmente, así que cualquier otra actividad que no estuviera relacionada con el ocio de la época se tachaba de indigna, como por ejemplo el trabajo, que era cosa de esclavos.
Esta idea de ocio pasó por Roma, donde fue un ocio más relacionado con la política y la economía pero enfocado a las masas; y por la Edad Media, donde fue modificada por los grupos dominantes, sobre todo por la Iglesia, dando muestra de su poder.
Ya en el Renacimiento, los intelectuales humanistas y los artistas realizaban viajes formativos a Italia con el fin de familiarizarse con la cultura clásica. Estos viajes fueron el origen de la aparición en el siglo XVI del llamado Grand Tour, en Inglaterra. Los jóvenes ingleses de clase alta y gracias a su posición social, podían satisfacer sus necesidades curiosas viajando por Europa, incluyendo a Francia y sobre todo a Italia como parada obligatoria. Estos viajes duraban entre uno y tres años, y los realizaban nada más terminar la escuela pública como complemento para su formación; además del conocimiento de otros idiomas, culturas y artes, realizaban contactos con la aristocracia europea, algo muy importante para sus familias.
Desde los desplazamientos de los griegos hasta el Grand Tour, todos los viajes realizados están relacionados en torno a la cultura. Actualmente hemos adoptado algunas acepciones contemporáneas, motivadas por estos viajes, como: el turismo religioso y el turismo deportivo, que ya lo practicaban los griegos; el turismo cultural, donde los ingleses adinerados lo practicaban cuando visitaban las ciudades de Francia e Italia en busca de arte y cultura; los romanos mejoraron de los griegos el turismo balneario y este trajo a su vez el turismo de salud; los ingleses pusieron de moda el sol y playa, pero sin broncearse; y así un largo etcétera.
Las personas a lo largo de la historia hemos tenido, y seguimos teniendo, esa necesidad de satisfacer nuestras curiosidades respecto a los lugares que desconocemos, que nos muestran, que nos llaman la atención y que nos recomiendan. Cada vez somos más los que viajamos por la necesidad de conocer otras culturas, no desde el rechazo sino como algo particular de cada sociedad, que nos hace cambiar la forma de ver las cosas. El viajero acepta y entiende las diferencias entre los destinos visitados y su lugar de origen, no vive en una burbuja permanente donde lo que se salga de lo tradicional o habitual es observado con desagrado. La cultura de cada persona se engrandece cada vez que visita un destino nuevo, pero sobre todo cuando entra en contacto con otra sociedad, cuando conoce la historia del lugar, sus tradiciones, sus rituales y sus costumbres. ¿Se puede decir lo mismo del turista?
Evidentemente no todas las personas tienen la posibilidad de viajar, ya que o no disponen de tiempo libre, o no disponen de medios económicos para poder realizarlos.
La entrada de la época contemporánea, iniciada con la Revolución Francesa, ha logrado que los cambios sociales dejen, de cierta manera, de dividir la sociedad en clases y que estas no se encuentren tan lejos unas de otras. Aunque siempre habrá diferenciaciones de clases, para bien o para mal, estas imitarán siempre a su siguiente (las bajas a las medias y las medias a las altas); y gracias al turismo se ha ayudado a que la cultura no sea requisito único de las clases altas y medias-altas, contribuyendo de manera positiva a la formación cultural de las personas.
Y tú, ¿piensas que el turismo ayuda a la formación cultural de las personas?
Considero que indudablemente el turismo no sirve solamente para enriquecer en forma monetaria a dicho destino, sino que también enriquece culturalmente al turista y a esa región turística. El intercambio de culturas ha sido, es y será siempre algo enriquecedor para el ser humano.
Totalmente de acuerdo contigo Fran, la interacción con el destino y su población es una de las acciones más enriquecedoras que existen.
Gracias por tu comentario! ;-)
En mi opinión, el turismo sí ayuda a la formación de las personas, pero no sólo desde el punto de vista cultural, sino también social, ya que enriquece e incluso perfecciona al hombre. Sin embargo, no es lo mismo el turista que, por ejemplo, el ‘erasmus’, quien debe «buscarse la vida» en otro país.
Totalmente de acuerdo contigo Marian. Gracias por tu comentario! ;-)